Por qué pensar que eres imparcial empeora las cosas
Hola, soy Sara Soria, y en Mentes Despiertas comparto ideas y reflexiones para empoderarnos y combatir la desigualdad.
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Seguramente piensas que tú no tienes prejuicios.
Que eres igualitaria. O igualitario.
Que nunca discriminas.
Que miras igual a una mujer y a un hombre y que no los juzgas por su sexo, sino por lo que hacen.
Por el trabajo. Por el esfuerzo. Por el talento.
Bien.
Hoy te voy a contar por qué pensar eso es un error y ayuda a promover la desigualdad.
Pero primero quiero compartir contigo un video muy divertido que he visto porque viene muy a cuento con el email de la semana pasada en el que hablaba sobre las feminazis.
Resulta que en la retransmisión de un partido de liga de primera división en España de fútbol femenino, se ha colado una voz en los micrófonos que podría ser de un operario de cámara de Teledeporte.
Puedes ver el vídeo aquí.
A un hombre, a micrófono abierto, en un partido de fútbol femenino, se le escucha decir esto:
“Que no tenían que jugar nunca. Tenían que prohibirlo”.
“Estas feminazis que quieren tío la igualdad”.
Un crack.
Tiene razón el pobre, es que somos Hitler en persona eh. Mira que querer la igualdad.
¿Qué será lo próximo?
Somos unas cacho nazis.
jajajjaja. En fin. Se ha cubierto de gloria el tío. Está todo Twitter pidiendo su expulsión.
Igual no te hace gracia, y te indignas. Es normal.
A mí me pasa que como tengo un ojo clínico para detectar el sexismo, si me cabreara por cada una de estas cosas que veo estaría todo el día de morros.
Y mira he venido a cambiar el mundo, pero a carcajadas.
Quería traerlo también para que veas un comentario machinazi de manual.
Porque lo que le molesta a este hombre es que queramos la igualdad, ni siquiera acusa al feminismo de que quiere que las mujeres seamos superiores.
Es la igualdad lo que le escuece, eso es lo que quiere prohibir.
A veces parece que vamos hacia atrás.
Bueno.
Ahora, vamos al lío.
Yo no soy machista
Seguro que lo has dicho alguna vez.
Seguro que lo piensas.
Efectivamente, no eres tú. No es que tú seas machista.
Es el sistema en el que te han educado. La sociedad es sexista.
Ya seas hombre o mujer, te han educado en un sistema que promueve la desigualdad.
Aunque te hayas criado entre mujeres maravillosas, y tu padre haga las labores del hogar y tu madre trabaje fuera de casa y sea la que traiga el dinero y te hayan inculcado valores feministas.
El cole, la tele, la publicidad, las empresas,… la sociedad y el mundo siguen siendo machistas.
Y tú vives en ese mundo. Es imposible escapar.
El sistema es machista y como vivimos en él, tenemos actitudes sexistas que se transmiten a través de la cultura de forma inconsciente. Conductas naturalizadas que promueven la desigualdad.
El ángulo ciego de la discriminación
Puede ser que estés pensando que no, que tú no tienes actitudes sexistas y que no juzgas a nadie por su sexo.
Verás.
Hay numerosos estudios que demuestran que afirmar eso es bastante atrevido.
Un estudio realizado en 2012 en la Universidad de Yale descubrió que, al evaluar dos currículos idénticos de un estudiante hombre y una estudiante mujer que aspiraban a un puesto de responsable de laboratorio, científicos de ambos sexos concedieron mayores calificaciones al candidato masculino.
Aunque ambos habían obtenido las mismas notas y contaban con la misma experiencia, los científicos consideraron a la estudiante mujer menos competente y le ofrecieron un salario inicial inferior.
¿Te suena?
Este tipo de discriminación la vivimos las mujeres cada día.
En este otro estudio, las economistas Claudia Goldin y Cecilia Rouse, demostraron que si se realizaban audiciones a “ciegas” para contratar a los músicos de las orquestas más importantes de Estados Unidos, se reducía la discriminación contra las mujeres.
Calcularon que las audiciones a ciegas, en las que los jueces podían escuchar pero no ver al candidato, incrementaron en un 30 por ciento el número de mujeres entre las nuevas contrataciones.
Repito: 30 por ciento.
Puedes consultar este estudio también, en el que se demostró que tanto los hombres como las mujeres eran más propensos a votar para contratar a un candidato masculino que a una candidata femenina con un historial idéntico.
Todos concluyen que la discriminación de género influye en el modo en que vemos el rendimiento, y habitualmente eleva nuestra valoración de los hombres mientras reduce la valoración de las mujeres.
Todas las personas tenemos prejuicios, incluida yo misma, aunque me revise constantemente.
Tanto si lo admitimos, como si no. Tanto si los detectamos, como si no.
Y pensar que somos imparciales empeora el problema.
¿Por qué?
Porque se produce lo que los investigadores sociales llaman: “ángulo ciego de la discriminación”.
Este ángulo ciego hace que las personas se sientan demasiado seguras de su propia objetividad, de modo que no consiguen corregir sus prejuicios.
Es muy simple: si tú piensas que todo lo haces bien, es más difícil que hagas algo para mejorar.
Por no decir que es imposible.
Si piensas que no tienes actitudes sexistas es posible que las tengas y no las detectes nunca.
Y por lo tanto, nunca harás nada para tratar de evitarlas, y estarás perpetuando la desigualdad de forma inconsciente.
Para saber detectarlas primero tienes que ser una MENTE DESPIERTA.
Así que estás en el mejor lugar.
Eso significa que tienes la valentía de mirar tus actitudes con un espíritu crítico.
Ya iremos viendo cuales son esas actitudes que tenemos que revisar.
Yo la primera, claro.
En el próximo email hablaré de este sistema desigual y de cuáles son los mecanismos a través de los cuales se perpetúa la desigualdad. Vas a empezar a ver la luz.
Mientras, te dejo esta entrevista que me ha hecho el copywriter Quijote Copywriting, por si quieres verla. Hablamos de marketing online, y por supuesto de igualdad y de esta newsletter.
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Un abrazo,
Sara