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Hola, soy Sara Soria, y en Mentes Despiertas comparto ideas y reflexiones para empoderarnos y combatir la desigualdad.
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Estas dos últimas semanas he estado lidiando más de la cuenta con el síndrome de la impostora, y me ha parecido oportuno traer unas reflexiones al respecto.
Verás por qué las mujeres sufrimos más el síndrome de la impostora, y qué estrategias podemos utilizar para vencerlo y seguir creciendo.
También te contaré por qué y cómo me ataca a mí y qué es lo que me sirve para cargarme a la maldita impostora y lograr que no me paralice.
Agárrate, que vienen curvas.
Por si no sabes de qué hablo, el síndrome de la impostora es una falta de autoestima que te lleva a dudar constantemente de tus capacidades. Crees que eres un fraude y que tus logros son un golpe de suerte.
Eres una impostora, piensas que no mereces lo que has conseguido.
En definitiva, se trata de falta de confianza.
Ya te hablé en este email de cómo la educación desigual que recibimos en la infancia deriva en una falta de confianza en las niñas y de cómo nos afecta a las mujeres en el futuro.
Una de las consecuencias de esa educación sexista es que sufrimos más el síndrome de la impostora.
Aunque tanto hombres como mujeres pueden sufrir esta desgracia, numerosos estudios como este han demostrado que las mujeres tienden a sufrirlo más, a experimentarlo más intensamente y a verse más limitadas por él.
Además, la periodista Élisabeth Cadoche y la psicóloga Anne de Montarlot en su libro “El síndrome de la impostora” explican maravillosamente bien por qué este fenómeno afecta más a las mujeres, detallan cuáles son las causas, y te dan herramientas para aprender a hacerle frente.
Por supuesto te recomiendo encarecidamente que lo leas, pero si sigues por aquí, muchas ideas las vamos a ir viendo en estos emails.
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El colmo del síndrome de la impostora
Cuando estaba reflexionando sobre todo esto, me encontré con esta viñeta de la artista Daniella Martí. Ella la publicó hace unos días diciendo que estaba pensando esto sobre el síndrome del impostor:
Me pareció que refleja muy bien esa falta de autoestima que tenemos las mujeres, llevada al extremo.
Fíjate que en la viñeta, la mujer detecta que sufre el síndrome del impostor, pero resulta que el identificar esa falta de confianza le lleva a pensar que tiene demasiado ego, que quizá ha sobreestimado sus capacidades pensando que es demasiado buena en lo que hace.
Vamos, es el colmo del síndrome de la impostora.
Es la falta de confianza elevada a la enésima potencia. El síndrome de la impostora al cubo.
Personalmente estoy convencida de que no es casualidad que esta viñeta la haya ideado una mujer.
¿Te imaginas a un hombre firmando una viñeta así?
No sé, lo veo más difícil.
La falta de confianza
Hablando de esta falta de confianza en las mujeres con mi amiga Leire que es listísima y muy sabia, el otro día me dijo esta frase:
Ser mujer es terminar todas las frases con un “creo”.
Ostras.
Me explotó la cabeza, porque es verdad.
Los hombres por lo general, incluso aunque realmente no tengan ni puñetera idea de un tema, hacen gala de una seguridad aplastante. Su actitud cuando hablan de algo es: esto es así. Punto.
Emanan seguridad. Afirman. Sentencian.
Mientras, es muy común que las mujeres cuando hablan de algo, acaban sus frases con “creo” o “digo yo eh”, “no soy una experta, pero…” o “igual me equivoco”, entre otras muletillas que delatan una falta de confianza abismal.
Nos mostramos inseguras, dudamos.
Y las que no hacen eso… pégate a ellas como una lapa, porque son unas DIOSAS, son mujeres poderosas, maravillosas, auténticas LÍDERES.
Mujeres que a pesar de una infancia en la que han recibido una educación desigual que puede minar su autoestima, han sabido darle la vuelta bien por su fuerte personalidad natural o bien porque se han forjado a base de trabajarlo.
Siempre digo que a iguales capacidades, en general una mujer de éxito ha tenido que trabajar más que un hombre, porque para llegar donde está se ha rebelado contra todo un sistema que le dice de forma implícita y a veces también explícita, que ese no es su papel.
Por poner un ejemplo concreto, ya hemos hablado de cómo tendemos a llamar mandona a una niña cuando intenta liderar, y cómo es menos habitual decirle eso a un niño.
Las mujeres con éxito que triunfan y lideran han desafiado la cultura imperante y se han puesto al mando a pesar de los obstáculos.
Son supervivientes y luchadoras y hay que aprender de ellas.
Peeero, nunca te olvides de que ellas también son impostoras.
¿Cómo?
Lo que has leído. En el próximo email te voy a traer ejemplos de mujeres líderes mundiales que sufren esta falta de seguridad y se sienten impostoras.
Y también me voy a desnudar y te voy a contar por qué y cómo me ataca a mí la maldita impostora y qué hago para quitármela de encima y seguir a lo mío.
Por lo general mi impostora es muy machacona, pero tengo un montón de técnicas divertidas para salir del paso y hundirla.
Mientras, me encantaría que tú me contaras cómo vives esto.
¿Sufres esta falta de confianza? ¿Te sientes impostora, o impostor?
¿Alguna vez has pensado cuando has conseguido algo, que no te lo mereces, que es fruto de la buena suerte?
¿Has tenido alguna vez esa sensación de que no sabes lo suficiente o que no te has formado lo suficiente, aunque tengas años de experiencia? ¿Que no serás capaz de hacer algo?
Dale a responder y cuéntamelo. Aunque también puedes no hacer nada.
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Un abrazo,
Sara
Por qué sufrimos más el síndrome de la impostora
Muy interesante. De todas formas ojo con algunos modelos de éxito que se están imponiendo. El otro día me llego que una profesora había preguntado que querían trabajar de adultos los chavales y un porcentaje muy grande hablaba de ser "youtuber" o "influencer" y creo que de sobra conoces como va eso muchas veces. Hay gente seria que hace cosas serias, pero hay mucha morralla muy física y poco intelectual que esta influyendo yo creo que negativamente en muchos casos.
Luego seguridad, iniciativa hay que fomentarla, pero hay que cuidar que se considera éxito hoy en día.