Las despechás, facturamos

Clara-mente no puedo hablar hoy tampoco de la polémica más divertida de 2022.

Porque esta semana ha explotado la más divertida de 2023 gracias a la nueva canción de Shakira con Bizarrap. 

¿Quién no se ha reído por todo lo alto con el repaso que le pega a Piqué? 

Es una obra de arte.

Ha sido un gustazo escucharla, porque lo arrastra y le deja exactamente en el lugar que se merece.

Es un tema que hubiera querido escuchar en 2014.

Parece que ya nadie se acuerda del maltrato psicológico que ejercía Piqué sobre la de Barranquilla, hasta el punto de que ella decidió no grabar videoclips con hombres.

Estas eran las declaraciones de Shakira en aquel entonces: 

"Piqué es territorial y celoso. Le gusta tenerlo todo bajo control".

"Gerard no me deja hacer vídeos con hombres, es una persona muy conservadora”.

Estábamos todas las feministas de los pelos.

Además, la prensa, en lugar de poner a Piqué en el punto de mira, acusaba a Shakira de sumisa. 

Claro, cuando sufrimos abuso la culpa es nuestra, como siempre. 

Piensa que 2014 es la prehistoria del metoo y las feministas éramos unas apestadas. Ahora estamos de moda.

Si no te acuerdas de la polémica, Alicia Murillo hace un buen análisis en este artículo.

Si quieres recibir contenidos como este en tu email, suscríbete:

A mí también me atraviesa el patriarcado

Pero como el patriarcado nos atraviesa y el machismo es inconsciente, te voy a hacer una confesión. 

Cuando he escuchado el tema me he reído mucho, obviamente, pero he pasado también algo de vergüenza ajena, me he sentido violenta, incómoda. 

Y he sentido también lástima por los niños. “¡Pobres!” He pensado. En medio de todo.

Vamos a analizar esto. 

¿Por qué me he sentido violenta? 

Porque no estamos acostumbradas a que una mujer denuncie y proteste. 

Según el mandato patriarcal debemos estar calladas, no hacer ruido, sufrir en silencio. 

Ese es el papel que quieren que tengamos.

Por eso, cuando una mujer se atreve a atacar, nos incomoda. 

¿Sabes cómo me he dado cuenta?

Cuando he visto un montón de comentarios en las redes del tipo “los trapos sucios se lavan en casa”. O “mejor hubiera estado callada por el bien de los niños”.

Y me he acordado de Lady Di, a la que le hacían exactamente esas mismas acusaciones cuando se negó a ser la princesa sumisa y denunció las infidelidades de su marido. 

Pero dime, ¿qué modelo de mujer aspiras a ser? o ¿qué modelo de mujer quieres tener en tu entorno?

¿Una mujer como la reina Sofía, que calla las infidelidades y vive silenciada toda su vida?

O quieres ser como Diana, y vivir tu vida sin que te pisen. 

Y luego están los niños. Es verdad que hay que protegerlos, que lo primero son ellos.

Pero la realidad es que Shakira no dice nada nuevo en la letra de la canción que no haya sido ya publicado en toda la prensa internacional. Absolutamente toda la historia la conocemos. Y la leerán los niños también. 

En aquel momento, Diana montó un escándalo sin precedentes. ¿Tú crees que Harry o Guillermo la quieren menos por eso? 

O la adoran y piensan: ole su coño. 

Qué valiente fue mi madre, por no quedarse callada. 

A mí quiero que me recuerden mis niños por montar escándalos y no dejarme someter, por tener la lengua viva y darles ejemplo para que cuando algo les parezca injusto, protesten.

Y nunca se queden callados. 

Y sobre todo nunca jamás piensen que una mujer debe ser sumisa y estar callada.

Shakira muestra toda su vulnerabilidad y su dolor y lo utiliza como arma arrojadiza, transformándolo en arte. 

Y eso la hace más fuerte. Y de paso nos ha regalado un himno feminista: 

Las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan.

Arte.

Ya no lloramos, como Chenoa. 

Ahora cuando estamos despechás, salimos con nuestras motomamis como Rosalía, y facturamos, como Shakira. 

Hace rato que debió botar ese gato, vaya que sí.

Para recibir el próximo contenido como este, aquí: