Eurodrama: Oportunidad perdida
Hola, soy Sara Soria, y en Mentes Despiertas comparto ideas y reflexiones para empoderarnos y combatir la desigualdad.
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Como en una ilusión, parecía que de repente iba a importar Eurovisión, cuando nunca ha importado. Hubiera sido épico que Rigoberta Bandini se marcara un Janet Jackson en Turín, enseñando un pecho y con una teta gigante en el escenario.
Pero al final, nada.
En cualquier caso, Rigoberta Bandini es la ganadora porque su canción es ya un himno y a nadie le importa Chanel, excepto a los 5 miembros del jurado profesional. Ha sido un boicot en toda regla a una apuesta diferente y única, como eran las Tanxugueiras o el Ay, mamá de Bandini, por las que apostaba el jurado demoscópico y el popular.
Desde luego, TVE se ha retratado, no sé para qué montan un festival para elegir candidato si luego tumban lo que clama el público.
El público quería feminismo y autenticidad.
De nuevo ha ganado el machismo y lo mismo de siempre.
Vamos a analizarlo.
Primero tienes que ver a Rigoberta en acción, te dejo el vídeo aquí.
La puesta en escena es brutal, emociona a cualquiera.
A mí me ha puesto los pelos de punta y hasta he llorado de emoción, aunque es cierto que estoy muy sensible porque acabo de cerrar la etapa de la lactancia. Mi hijo pequeño ha dejado la teta, y la verdad es que siento alivio porque eso me da más libertad pero a la vez muero de pena porque… ¡se me hace mayor!
Pero volvamos a la canción, que me despisto.
Es verdad que Ay, mamá es un homenaje a la maternidad y a todas esas mujeres que sostienen la vida, con el caldo en la nevera o amamantando con sus tetas a sus criaturas.
Pero no es solo eso.
Es un canto a las mujeres que tienen la regla y a las que no, a las que son madres y a las que no, y trasciende a la maternidad porque habla de nuestra vulnerabilidad pero también de nuestro poder y nuestra fuerza como mujeres.
El poder de todas las mujeres. El poder de la feminidad.
Porque en todas las reivindicaciones por nuestros derechos estamos juntas, madres o no, cada una con su elección personal.
Es, además, una reivindicación de nuestros cuerpos, y una crítica a la censura.
Y es que a día de hoy aún instagram y facebook censuran las imágenes donde salen pechos femeninos. Fue sonada la censura del cartel de la última película de Almodóvar, en la que se veía un pezón lactante. Esta prohibición, claro está, no afecta a los pezones masculinos, que campan a sus anchas en las redes sociales.
Por no hablar del tabú que hay todavía por amamantar en público, como si alimentar a tu bebé fuera una provocación. Cada dos por tres salta una polémica a los medios de una mujer a la que han pedido que se cubra al dar el pecho, o le han pedido que vaya a una sala de lactancia como si fueran de uso obligatorio. Como si no fuera lo más natural del mundo alimentar a tu bebé donde y cuando lo necesite.
Es por eso que es tan necesaria Rigoberta Bandini. Fíjate en el clímax de la canción:
No sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas
Sin ellas no habría humanidad ni habría belleza
…y lo sabes bien.
Más claro no se puede decir.
No va a ir a Eurovisión, pero ya se ha convertido en un himno feminista eterno.
Las Taxungueiras también tenían una apuesta distinta, representando la diversidad con música en gallego, y con una canción reivindicativa que habla de que no hay fronteras. Además de que son tres mujeres fuertes, valientes y empoderadas, y pura energía sobre el escenario. Mujeres poderosas, también.
Pero como dice mi amiga Leire, la disidencia y la diferencia no se premian, se esconden.
Y han premiado a Chanel, que es una bailarina estupenda pero que tanto en la puesta en escena como en la letra de la canción, se cosifica el cuerpo de la mujer y ella se reivindica como un objeto sexual, hipersexualizada, donde lo importante es el físico.
Lo mismo de siempre, vaya:
Let's go! Llegó la mami
La reina, la dura, una bugatti
El mundo está loco con este party
Si tengo un problema, no es monetary
Yo vuelvo loquito a todos los daddies
Yo siempre primera, nunca secondary
Apenas hago doom, doom
Con mi boom, boom
Y le tengo dando zoom, zoom
Por Miami
Yo vuelvo loquito a todos los daddies, qué pereza. Nos quieren como objetos sexuales. Nunca empoderadas. Objetos de deseo para la mirada masculina.
Oportunidad perdida.
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Un abrazo,
Sara